Terminó el fin de semana en Valencia, de donde hemos regresado con un buen sabor de boca, tanto por la calidad de los arroces que hemos degustado como por la clasificación de Francisco, que ha hecho su record personal con 2:48:37, quedando el tercero de su categoría, quinto en el Campeonato de España Militar, y 67º en la general entre un total de 3.600 participantes..
La víspera de la carrera la pasamos entre la recogida del dorsal, la comida de la pasta (en este caso compuesta de fideúa, paella y naranjas) y la visita a los amigos del Inserso que poblaban las playas levantinas en cantidades ingentes, sobre todo de viudas. Despues de visto lo visto, ya sé lo que no seré de mayor: viudo.
Al día siguiente desayunamos temprano y frugalmente y salimos hacia Valencia, con el día fresquito y amenazando lluvia.
El maratón es ideal para hacer buena marca, llano y con mucha animación. Incluso prepararon una mascletá en el momento de la salida, cosa que tuvieron que agradecer todos los vecinos de la zona, pues esta fue a las 8:30 de la mañana. Francisco iba muy bien desde el principio, corriendo todos los kilómetros por debajo de 3:50 casi hasta el final de la carrera.
Yo mientras tanto me dediqué a correr por los jardines del Turia bajo la lluvia que empezaba a caer. Un circuito de 18 kilómetros totalmente llanos y al nivel del mar, al que le dí casi vuelta y media, y aún llegué a tiempo de ver la entrada en meta de Francisco.
Por cierto, que este se estuvo dopando con lo último en bebida energética: unas ampollas de agua de mar filtrada que debieron de ser las responsables de la cara de furia que llevaba en la llegada. (Por cierto, que hay que tener labia para vender agua de mar en Valencia).
A la llegada un buen castigo que le propinó el batallón de masajistas que preparó la organización. Por pasarse de frenada.
Y por supuesto una buena paella para recuperar, hecha por el ex-campeón del Reino de Valencia de estos menesteres.
En definitiva, un buen maratón, un buen fin de semana y una muy buena marca. Nuestra enhorabuena a Francisco.
La víspera de la carrera la pasamos entre la recogida del dorsal, la comida de la pasta (en este caso compuesta de fideúa, paella y naranjas) y la visita a los amigos del Inserso que poblaban las playas levantinas en cantidades ingentes, sobre todo de viudas. Despues de visto lo visto, ya sé lo que no seré de mayor: viudo.
Al día siguiente desayunamos temprano y frugalmente y salimos hacia Valencia, con el día fresquito y amenazando lluvia.
El maratón es ideal para hacer buena marca, llano y con mucha animación. Incluso prepararon una mascletá en el momento de la salida, cosa que tuvieron que agradecer todos los vecinos de la zona, pues esta fue a las 8:30 de la mañana. Francisco iba muy bien desde el principio, corriendo todos los kilómetros por debajo de 3:50 casi hasta el final de la carrera.
Yo mientras tanto me dediqué a correr por los jardines del Turia bajo la lluvia que empezaba a caer. Un circuito de 18 kilómetros totalmente llanos y al nivel del mar, al que le dí casi vuelta y media, y aún llegué a tiempo de ver la entrada en meta de Francisco.
Por cierto, que este se estuvo dopando con lo último en bebida energética: unas ampollas de agua de mar filtrada que debieron de ser las responsables de la cara de furia que llevaba en la llegada. (Por cierto, que hay que tener labia para vender agua de mar en Valencia).
A la llegada un buen castigo que le propinó el batallón de masajistas que preparó la organización. Por pasarse de frenada.
Y por supuesto una buena paella para recuperar, hecha por el ex-campeón del Reino de Valencia de estos menesteres.
En definitiva, un buen maratón, un buen fin de semana y una muy buena marca. Nuestra enhorabuena a Francisco.
¡ENHORABUENA FRANCISCO!
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