Como decían los antiguos comentaristas deportivos, seis bajo cero y Hombrados de portero. Nacho parece ser que necesita que el día sea realmente malo para motivarse y salir del nido, y como él otros muchos. En el caso de ayer llegamos a ser 25 descerebrados los que conseguimos atravesar los hielos y acercarnos hasta las pistas.
El vestuario parecía una subasta de recalificación de terrenos: estaba hasta la bandera.
Juan Antonio estuvo largo rato intentando convencernos para salir a correr, pero sin conseguirlo. Sólo la promesa de que nos iba a dar su famosa y solicitadísima bendición Orbi et Urbi para no perecer congelados, logró convencer a la mayoría de abandonar el refugio.
Así que con las orejas cristalizadas y las pelotas como canicas iniciamos el camino hasta el Sotillo, tomando el camino del caballo (que no se dignó en aparecer, cosa que no se le puede reprochar) para subir por la antigua carretera de Horche.
Arriba nos esperaban la nieve, el hielo y más frio. Viendo las fotos no hace falta más comentarios. Un grupo (los más débiles) volvió por el camino del cementerio de Iriépal, y el resto fuimos hasta la carretera de Centenera, corriendo por paisajes siberianos en cuanto nos faltó la protección de la vegetación.
No queda nada más que decir. Basta con verme la cara a la llegada para adivinar todo lo que hoy he llegado a disfrutar. No sabéis lo que os habéis perdido los que no habéis venido a entrenar. ¿A que sí, Florian? Y es que dicen que sabe más el diablo por viejo que por diablo.
Para terminar os quiero animar a que os apuntéis a correr la carrera del próximo domingo en Alovera, ya que la Directiva me ha comunicado que si ese día venimos a entrenar menos de 10 corredores, en vez de naranjas habrá cordero asado para todos.
Así que: ¡¡ TODOS A ALOVERA !!
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