La semana que viene se celebrará el Maratón de Zaragoza en el que van a debutar dos buenos compañeros como son Jubileta y Cesar. Quería animarles y desearles suerte y pensando cómo me he puesto a rememorar mi primer maratón. Si depués de leer lo siguiente hay alguien que piensa que no está capacitado para correrlo que se dé de baja en el Club.
Estamos en el año 97, que es cuando me lanzo a la aventura. Imaginaros la escena: mes de mayo, un grupo de amigos de animada tertulia en la sobremesa de una comunión. Uno de ellos, entonces con pelo y ahora totalmente calvo, comenta que acaba de correr el maratón de Madrid. Yo, bastante animado por el güisqui segoviano y sin soltar el puro y la copa, manifiesto rotundamente que al año siguiente lo corría yo también. Mi primo (y tocayo) Joaquín, se me queda mirando. Ve a un ser humano, muy humano, con una humanidad de más de 110 kilos, sonríe y exclama:
- ¡Me juego una comida para todos los que estamos aquí a que no lo terminas!
Y me la jugué. Firmamos el acuerdo en una servilleta que aquí os reproduzco y empecé un calvario que terminó 12 meses más tarde.
Dejé el tabaco. Seguí viendo a escondidas al segoviano, pero nuestra relación se enfrió mucho. Me puse a régimen. Me compré una bicicleta para el verano. Y en Septiembre empecé a correr siguiendo un fantástico sistema: corría hasta que el dolor me hacía parar. En Enero un buen amigo me hizo llegar una fotocopia de un plan de preparación sacado de Corricolari, que empecé a seguir con una fe ciega. Con él disminuyó el dolor y aumentó la confianza. Y así hasta al día de la prueba, al que llegué sin haber corrido antes ninguna otra carrera y con más miedo que vergüenza.
Para que os hagáis una idea de mi nivel de preparación, fue en el Retiro, mientras iba hacia la salida, donde preguntando que era ese tipo de gimnasia que hacían todos los corredores, me enteré que se trataba de estiramientos. No me haré pesado con el desarrollo de la carrera. Solo decir que los nervios no me dejaron callar y fuí dando palique a la gente hasta la meta. Al final y con el apoyo de la afición todo terminó bien, como podéis ver en la foto de abajo. (Espero que mejoréis el tiempo)
Pero no hay que darle mucho mérito. Ya se sabe que la mejor manera de que un aragonés haga algo es decirle que es imposible.
Sobre todo si media una comida.
Que por supuesto pagó mi primo.
Estamos en el año 97, que es cuando me lanzo a la aventura. Imaginaros la escena: mes de mayo, un grupo de amigos de animada tertulia en la sobremesa de una comunión. Uno de ellos, entonces con pelo y ahora totalmente calvo, comenta que acaba de correr el maratón de Madrid. Yo, bastante animado por el güisqui segoviano y sin soltar el puro y la copa, manifiesto rotundamente que al año siguiente lo corría yo también. Mi primo (y tocayo) Joaquín, se me queda mirando. Ve a un ser humano, muy humano, con una humanidad de más de 110 kilos, sonríe y exclama:
- ¡Me juego una comida para todos los que estamos aquí a que no lo terminas!
Y me la jugué. Firmamos el acuerdo en una servilleta que aquí os reproduzco y empecé un calvario que terminó 12 meses más tarde.
Dejé el tabaco. Seguí viendo a escondidas al segoviano, pero nuestra relación se enfrió mucho. Me puse a régimen. Me compré una bicicleta para el verano. Y en Septiembre empecé a correr siguiendo un fantástico sistema: corría hasta que el dolor me hacía parar. En Enero un buen amigo me hizo llegar una fotocopia de un plan de preparación sacado de Corricolari, que empecé a seguir con una fe ciega. Con él disminuyó el dolor y aumentó la confianza. Y así hasta al día de la prueba, al que llegué sin haber corrido antes ninguna otra carrera y con más miedo que vergüenza.
Para que os hagáis una idea de mi nivel de preparación, fue en el Retiro, mientras iba hacia la salida, donde preguntando que era ese tipo de gimnasia que hacían todos los corredores, me enteré que se trataba de estiramientos. No me haré pesado con el desarrollo de la carrera. Solo decir que los nervios no me dejaron callar y fuí dando palique a la gente hasta la meta. Al final y con el apoyo de la afición todo terminó bien, como podéis ver en la foto de abajo. (Espero que mejoréis el tiempo)
Pero no hay que darle mucho mérito. Ya se sabe que la mejor manera de que un aragonés haga algo es decirle que es imposible.
Sobre todo si media una comida.
Que por supuesto pagó mi primo.
Gracias Joaquin por tus animos, que nos ayudaran a esta pareja de desecho a llegar a la meta y asi podernos llamar maratonianos y ser dignos de pertenecer a este gran club.
ResponderEliminarEl martes nos vemos en las pistas para que podais darnos los últimos consejos a Manolo y a mi.
NO SE POR QUÉ, EL TITULO EN CUESTIÓN "la primera vez", ME SUENA MAS A OTRO TIPO DE AVENTURA MAS PLACENTERA
ResponderEliminarJoaquin muchas gracias por tus animos los voy a nacesitar por que estoy empezando a ponerme un pelin nerviso, lo que comentas de que esperas que mejoremos tu primer tiempo con terminar me doy con un canto en los dientes aunque la verdad es que yo cuento con la ayuda de mi pareja de sufrimentos (Cesar el maquina), que despues de esta gran experiencia preparando este maraton pasaremos a formar parte de la historia como una de las grandes parejas de este pais como lo fueron Ruben y Dario, Juan y Ramon Jimenez, Cesar y Manolo etc..
ResponderEliminarPor cierto al de ¡ay, Dios mío!
¿en que estabas pensando?
Un saludo.
Manuel Benitez
Animo chicos, que no vais a la guerra. Hacer un maratón es como todo en esta vida !MEDIR LAS FUERZAS!despacito y con buena letra se llega al fin del mundo. Lo importante no es llegar pronto, sino saber llegar.Decía Hilarión Eslava que la música es el arte de combinar el sonido y el tiempo. Pues aqui es lo mismo, combinar las fuerzas con el deseo.!AH! y hablando de parejas celebres, tampoco penseis que pasareis a la historia como héroes de la guerra --Daoiz y Velarde por ejemplo--, mas bien sereis pareja tipo " GONGORA y ARGOTE" o "RAMON Y CAJAL" por citar algunos.Animo, que todos los años terminan el maratón miles de personas y dejad de quejaros por anticipado.
ResponderEliminarQue bueno Joaquín eso que cuentas. Yo también empecé por esas fechas en esto de correr pero fue menos espectacular. Participé en el año 1996 en una carrera corta (unos 5 Km.) entre amigos. Me ganaron casi todos, y para no quedar mal en la carrera del año siguiente me puse a entrenar con ellos. Y así empezó todo. Con el reto del maratón me atreví para el año 2000 en Madrid.
ResponderEliminarVenga Cesar y Manuel que habéis hecho los deberes y el maratón va a ser pan comido. Os esperamos en Zaragoza con todo preparado, es más sabiendo que ibais a estrenaros aquí el cierzo se ha replegado y va hacer, según parece, un día bueno para correr.
Desde Zaragoza, Alfredo.
Como dijo Herta Frankel en su celebre ensayo sobre la dialéctica de Marilyn:
ResponderEliminar"Todos los años terminan el maratón miles de personas, ... pero ninguno es anónimo"
¡AY, DIOS MIO!
(A ver si nos vamos enterando de que los anónimos se llaman ahora ¡ayDIOSmio! No lo pienso volver a repetir)
En el que escribe anteriormente observo dos caracteristicas posibles:
ResponderEliminara) alto nivel cultural
b) edad un poquito madura como conocedor de Herta Frankel, y me lo imagino viendo el programa de LA PERRITA MARILIN, y gozando de la pesadez de Franz Johan y Gustavo Re (a los que creo, que por motivos de edad, Dios tendrá en su seno).