El domingo hizo un día gris y cálido impropio de las fechas que corren, a pesar de lo cual empezamos a reunirnos en la Fuente de la Niña, la mayoría de muy buen humor, como el amigo Juan Diego que regresaba a los entrenamientos después de su espectacular accidente en el que atropelló alevosamente a un coche mientras entrenaba.
Debutó con nosotros Nano, futuro sobrino político de Jose Luis Temprado y que tiene a su favor el ser natural de Zaragoza.
La ruta prevista era dura, con la subida al Pico del Águila por la Cuesta de los Palillos, precedida de 3 ó 4 kilómetros de un verdadero rompepiernas, no adecuada para estómagos delicados.
Por eso muchos fueron los llamados,
pero pocos los elegidos.
No sé por qué este domingo había tanta gente que, o no quería hacer tarde, o tenía problemas de sudoración, ya que temían dejar el coche con un ligero aromilla si subían sin ducharse. Yo he conseguido superar ese problema. Sigo un régimen a base de Somontano y Rioja que me proporciona un sudor con olor a frutas del bosque con pequeños toques de canela y aromas de Tempranillo y Merlot que enmascaran una suave retrofragancia a Garnacha.
Bromas aparte, lamento que algunos os perdierais una de las rutas más bonitas que se puede hacer por estos pagos. Entre bosques de pinos, con impresionantes vistas de Guadalajara y la Alcarria corriendo entre corzos, conejos y perdices, tímidos rayos de sol iluminaban un concierto de verdes otoñales, reverberando entre espliegos, tomillo, aliagas, hinojos, jaras, carrascas y salvia; una flora con olor a miel, cercana y misteriosa, a la vez que llena de diversidad y de vida. Un lujo para los sentidos.
Lástima que algunos cazadores la tengan tan corta (la vara de medir) y confundan 50 mts. con 5 cms. y 500 mts. con 50 cms., que son las distancias a caminos y autovías a las que está permitido cazar. De vergüenza. Y si le sumáis los uniformes modelo Rambo en el Mekong que utilizan para camuflar sus mórbidas anatomías todavía peor.
Pero volviendo al tema, ya sé que se comentó que Jose Luis y yo habíamos ido muy despacio y que nos habían sacado todos más de 10 minutos. Es totalmente falso. No íbamos despacio, sino que subimos tomando fotos. Esta es la demostración.
¿Y si los que corren tan deprisa lo hicieran porque en el fondo no se consideran fotogénicos? Seguro que cuando me ponga en forma iran todos de los últimos.
Nos vemos el próximo domingo.
Debutó con nosotros Nano, futuro sobrino político de Jose Luis Temprado y que tiene a su favor el ser natural de Zaragoza.
La ruta prevista era dura, con la subida al Pico del Águila por la Cuesta de los Palillos, precedida de 3 ó 4 kilómetros de un verdadero rompepiernas, no adecuada para estómagos delicados.
Por eso muchos fueron los llamados,
pero pocos los elegidos.
No sé por qué este domingo había tanta gente que, o no quería hacer tarde, o tenía problemas de sudoración, ya que temían dejar el coche con un ligero aromilla si subían sin ducharse. Yo he conseguido superar ese problema. Sigo un régimen a base de Somontano y Rioja que me proporciona un sudor con olor a frutas del bosque con pequeños toques de canela y aromas de Tempranillo y Merlot que enmascaran una suave retrofragancia a Garnacha.
Bromas aparte, lamento que algunos os perdierais una de las rutas más bonitas que se puede hacer por estos pagos. Entre bosques de pinos, con impresionantes vistas de Guadalajara y la Alcarria corriendo entre corzos, conejos y perdices, tímidos rayos de sol iluminaban un concierto de verdes otoñales, reverberando entre espliegos, tomillo, aliagas, hinojos, jaras, carrascas y salvia; una flora con olor a miel, cercana y misteriosa, a la vez que llena de diversidad y de vida. Un lujo para los sentidos.
Lástima que algunos cazadores la tengan tan corta (la vara de medir) y confundan 50 mts. con 5 cms. y 500 mts. con 50 cms., que son las distancias a caminos y autovías a las que está permitido cazar. De vergüenza. Y si le sumáis los uniformes modelo Rambo en el Mekong que utilizan para camuflar sus mórbidas anatomías todavía peor.
Pero volviendo al tema, ya sé que se comentó que Jose Luis y yo habíamos ido muy despacio y que nos habían sacado todos más de 10 minutos. Es totalmente falso. No íbamos despacio, sino que subimos tomando fotos. Esta es la demostración.
¿Y si los que corren tan deprisa lo hicieran porque en el fondo no se consideran fotogénicos? Seguro que cuando me ponga en forma iran todos de los últimos.
Nos vemos el próximo domingo.
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