Hoy había quedado en las pistas con Germán para hacer el último entrenamiento de distancia antes del Maratón. Al llegar me he llevado una gratísima sorpresa, pues me he encontrado con José Luis Castilla,
nuestro más ilustre veterano (más ilustre, y más veterano), recién llegado del Himalaya donde acaba de coronar un pico de cuyo nombre soy incapaz de acordarme, pero que está por encima de los 7.200 mts. Y no es el más alto de su curriculum, ya que puede acreditar algún 8.000 en expediciones pasadas.
Lo hemos visto pletórico de salud y de moral, dispuesto a emprender nuevos retos. Y sin síntomas de congelación, ya que se disponía a correr a pesar del airecillo norteño que corría.
Enhorabuena, José Luis. Y a ver si te vemos a partir de ahora en algún entrenamiento.
Y después otra vez a Valdenoches. No he contado las veces que he subido hasta allí estos últimos tres meses, pero me he prometido que ésta era la última de este año. Así que adiós a Valdenoches hasta el año que viene.
El entrenamiento ha ido de menos a más, con un fuerte aire de cara a la ida que nos ha permitido lucirnos a la vuelta. Entramos en la fase final de la preparación. Por un lado ansiedad y ganas de que llegue el día. Por otro, sentimientos de duda y de angustia ante lo que se avecina. Y además, al bajar el volumen de kilómetros, se suma el temor a coger unos kilitos extras a los que soy tan propenso. Y si decido comer menos, el hambre me genera más ansiedad, que a su vez me produce más hambre, y así sucesivamente. O sea que me voy a cortar unos taquitos de jamón de Teruel, que como no existe, no engordan.
Quiero agradeceros a todos los que me habéis aguantado en los entrenamientos vuestra paciencia. Intentaré bajar de 2 horas 120 minutos en vuestro honor.
nuestro más ilustre veterano (más ilustre, y más veterano), recién llegado del Himalaya donde acaba de coronar un pico de cuyo nombre soy incapaz de acordarme, pero que está por encima de los 7.200 mts. Y no es el más alto de su curriculum, ya que puede acreditar algún 8.000 en expediciones pasadas.
Lo hemos visto pletórico de salud y de moral, dispuesto a emprender nuevos retos. Y sin síntomas de congelación, ya que se disponía a correr a pesar del airecillo norteño que corría.
Enhorabuena, José Luis. Y a ver si te vemos a partir de ahora en algún entrenamiento.
Y después otra vez a Valdenoches. No he contado las veces que he subido hasta allí estos últimos tres meses, pero me he prometido que ésta era la última de este año. Así que adiós a Valdenoches hasta el año que viene.
El entrenamiento ha ido de menos a más, con un fuerte aire de cara a la ida que nos ha permitido lucirnos a la vuelta. Entramos en la fase final de la preparación. Por un lado ansiedad y ganas de que llegue el día. Por otro, sentimientos de duda y de angustia ante lo que se avecina. Y además, al bajar el volumen de kilómetros, se suma el temor a coger unos kilitos extras a los que soy tan propenso. Y si decido comer menos, el hambre me genera más ansiedad, que a su vez me produce más hambre, y así sucesivamente. O sea que me voy a cortar unos taquitos de jamón de Teruel, que como no existe, no engordan.
Quiero agradeceros a todos los que me habéis aguantado en los entrenamientos vuestra paciencia. Intentaré bajar de 2 horas 120 minutos en vuestro honor.
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