"Creí que era una aventura y en realidad era la vida" Joseph Conrad

jueves, 13 de noviembre de 2008

Con viento fresco

Hoy he vuelto a compartir ruta con German (que viene del gótico Herr -señor- y Man -hombre-, como él se esfuerza en demostrar en cada entrenamiento).


Ha sido, si no el más largo, si el más duro de los que he hecho preparando este maratón, ya que se han unido varias circunstancias. Primero la ruta relativamente dura. Hemos subido la carretera de Horche para cruzar el Sotillo hasta la de Centenera, bajar a Iriépal y volver por el puente de Tórtola.

Al trazado se le ha sumado un fuerte viento que independientemente de la dirección del camino, siempre daba de cara. Además eran las dos de la tarde y estábamos sin comer, y para acabarlo de arreglar hemos ido más deprisa de lo habitual.

Como consecuencia de no sé qué de todo lo anterior, me ha entrado un fuerte dolor de barriga, y German solidariamente se ha adjudicado unos retortijones de tripas que le hacían poner un gesto muy chocante. Seguro que alguien se ha enterado donde escondíamos el agua, y le ha echado una pócima maligna. (No voy a decir quién ha sido, pero tiene que ser alguien con fácil acceso a medicinas y drogas).

Pero hay otras cosas que duelen peor que el estómago, pero como hoy no tengo ansiedad y no necesito deprimirme, he decidido no pensar en ellas. Sólo una breve meditación: si la mayoría siempre estuviera en lo cierto, la democracia sería la mejor forma posible de gobierno, en lugar de ser la menos mala de las conocidas. Y si no que le pregunten a Sócrates.

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