Cuando el futuro depende de la fuerza de tus brazos y de los brazos de aquel que te hace sufrir; los primeros, eliminado el futuro, te abre el camino al abandono, los segundos son las zarpas que agarrándose a la vida que les enseñaron a vivir, confía en tener esclavizado “al otro”. Ayer viernes, fue testigo directo de la caída de la chica rumana. Sólo el alivio de verla viva me abre el corazón a la música de Dylan.
Joaquín nos empuja hacía el alivio gustativo del estomago pleno, aunque los kilómetros sean clavados por la pesadez de la alimentación carnívora.
Hoy sábado, día de teatro y carrera, se siente la facilidad de los pasos dados sin la tensión de los últimos meses. Hablaba con Manolo Álvarez algo que siempre nos ha costado comprender a quienes damos valor al esfuerzo, no queriendo comprender que tras él y sobre todo por él, cuando estamos llegando a la meta, el cuerpo y la mente necesita la claridad de los kilómetros hechos con velocidad e ir eliminando de nuestro entrenamiento, el afán por llenar la mochila de esfuerzos extenuados. Luis, con la sabiduría de quien te pone en una mesa una gama de variados menus, te va guiando para que comprendas que ahora es el momento de la calidad. Fuiste joven y compraste baratijas de cierto gusto, ahora no, ahora ha pasado el tiempo: los días de nieve, frío, calor. Este es tiempo del palpitar con las joyas del puesto de los ojos brillantes, donde necesitas pellizcarte el cuerpo al haber traspasado la puerta de los mundos maravillosos, a ellos puedes aspirar; los vientos te acercan al Itaca de este tiempo y el velero vuela portado por vientos favorables. Pueden quedar islas con cíclopes, pero en el horizonte el faro abraza con sus destellos, tus días.
Al cuerpo tras los dos domingos compitiendo, le ha costado recuperarse más de lo normal, y hasta el jueves con dos series de doce minutos, no pude sentir la frescura de estos tiempos. Fue un día duro porque empecé un poco antes que el grupo de las 19h30’; me quería haber esperado para poder correr con el grupo, pero comprendía que ese día debía estar en un solo sitio; en los dos, me hubiera engañado y como muchas veces pasa, pudiera haber transmitido esa sensación de malestar al grupo, al que respeto en gran manera.
Le he cogido un cierto gusto a realizar una de las serie subiendo el Sotillo, la ventaja es que una vez arriba, correr por el llano, en un día lluvioso, con un viento atosigante que a la vez ha limpiado la atmósfera y te muestra con nitidez las cuatro picas que han tratado de poner los de la capital, osados; ese placer sólo lo puedo sentir cuando estoy en una cierta forma y subir no me supone un camino final.
El viernes quise disfrutar de la compañía del jefe y de Edu, aunque el aviso era de descanso. Callo el cuerpo, pero guardo, no el sábado que me sentí extrañamente poderoso y con las piernas dispuestas a realizar los kilómetros que fueran. Fue el domingo cuando se presentó toda la dureza de la prueba del maratón
Ante todo, reconozco que estoy jugando con fuego a la hora de la alimentación y quizás estoy alimentándome por debajo de lo necesario. El domingo, como decía, con Fernando y Juan Antonio, renunciamos a la visita aviar alcarreña y marchamos a realizar los últimos 17 kilómetros de la maratón de Madrid me sentí mal porque les fui reteniendo casi desde el principio. En ningún momento no cogí el “golpe de pedal” y de esa manera, todo se hizo muy duro, desde luego el penúltimo es una putada. Analizando el porque de tan desastroso entreno, comprendí que con este nivel de exigencia al cuerpo no me puedo permitir prescindir de los hidratos, casi por completo. Como estoy seguro que todos lleváis cuidado de este apartado, me quedó tranquilo, pero desde luego, hacer 18 o 19 kilómetros y menos aún una maratón con el deposito de combustible vacío a parte de ser imposible sería una putada.
Estos dos días, todo ha sido más suave, para a buscar hacer ritmo de carrera el jueves y un día de la próxima semana. Ayer, lunes, día de recuperación, corría poco pero pensativo, me imagino que a muchos os han reenviado un correo sobre una chica americana Rachel Corrie, que se interpuso en Gaza, a un camión que trataba de tirar una casa palestina, desde luego pudo la máquina con la vida.
Joaquín nos empuja hacía el alivio gustativo del estomago pleno, aunque los kilómetros sean clavados por la pesadez de la alimentación carnívora.
Hoy sábado, día de teatro y carrera, se siente la facilidad de los pasos dados sin la tensión de los últimos meses. Hablaba con Manolo Álvarez algo que siempre nos ha costado comprender a quienes damos valor al esfuerzo, no queriendo comprender que tras él y sobre todo por él, cuando estamos llegando a la meta, el cuerpo y la mente necesita la claridad de los kilómetros hechos con velocidad e ir eliminando de nuestro entrenamiento, el afán por llenar la mochila de esfuerzos extenuados. Luis, con la sabiduría de quien te pone en una mesa una gama de variados menus, te va guiando para que comprendas que ahora es el momento de la calidad. Fuiste joven y compraste baratijas de cierto gusto, ahora no, ahora ha pasado el tiempo: los días de nieve, frío, calor. Este es tiempo del palpitar con las joyas del puesto de los ojos brillantes, donde necesitas pellizcarte el cuerpo al haber traspasado la puerta de los mundos maravillosos, a ellos puedes aspirar; los vientos te acercan al Itaca de este tiempo y el velero vuela portado por vientos favorables. Pueden quedar islas con cíclopes, pero en el horizonte el faro abraza con sus destellos, tus días.
Al cuerpo tras los dos domingos compitiendo, le ha costado recuperarse más de lo normal, y hasta el jueves con dos series de doce minutos, no pude sentir la frescura de estos tiempos. Fue un día duro porque empecé un poco antes que el grupo de las 19h30’; me quería haber esperado para poder correr con el grupo, pero comprendía que ese día debía estar en un solo sitio; en los dos, me hubiera engañado y como muchas veces pasa, pudiera haber transmitido esa sensación de malestar al grupo, al que respeto en gran manera.
Le he cogido un cierto gusto a realizar una de las serie subiendo el Sotillo, la ventaja es que una vez arriba, correr por el llano, en un día lluvioso, con un viento atosigante que a la vez ha limpiado la atmósfera y te muestra con nitidez las cuatro picas que han tratado de poner los de la capital, osados; ese placer sólo lo puedo sentir cuando estoy en una cierta forma y subir no me supone un camino final.
El viernes quise disfrutar de la compañía del jefe y de Edu, aunque el aviso era de descanso. Callo el cuerpo, pero guardo, no el sábado que me sentí extrañamente poderoso y con las piernas dispuestas a realizar los kilómetros que fueran. Fue el domingo cuando se presentó toda la dureza de la prueba del maratón
Ante todo, reconozco que estoy jugando con fuego a la hora de la alimentación y quizás estoy alimentándome por debajo de lo necesario. El domingo, como decía, con Fernando y Juan Antonio, renunciamos a la visita aviar alcarreña y marchamos a realizar los últimos 17 kilómetros de la maratón de Madrid me sentí mal porque les fui reteniendo casi desde el principio. En ningún momento no cogí el “golpe de pedal” y de esa manera, todo se hizo muy duro, desde luego el penúltimo es una putada. Analizando el porque de tan desastroso entreno, comprendí que con este nivel de exigencia al cuerpo no me puedo permitir prescindir de los hidratos, casi por completo. Como estoy seguro que todos lleváis cuidado de este apartado, me quedó tranquilo, pero desde luego, hacer 18 o 19 kilómetros y menos aún una maratón con el deposito de combustible vacío a parte de ser imposible sería una putada.
Estos dos días, todo ha sido más suave, para a buscar hacer ritmo de carrera el jueves y un día de la próxima semana. Ayer, lunes, día de recuperación, corría poco pero pensativo, me imagino que a muchos os han reenviado un correo sobre una chica americana Rachel Corrie, que se interpuso en Gaza, a un camión que trataba de tirar una casa palestina, desde luego pudo la máquina con la vida.
Pero, como con otras personas que se han ofrecido para luchar por un mundo mejor y este, inhumano o muy humano él, es capaz de premiar al mezquino, y masacrar a quien valora al famoso otro, por encima de si mismo. me gustaría dedicar mi esfuerzo para la próxima carrera y mi esfuerzo en el trabajo diario a Rachel, ahora y a esos otros que sin dobleces nos hablan de “movernos por otro mundo”.
Aparecen agradecimientos a músicos, a escritores, a cineastas por sus obras, ya que nos hacen la vida más bella, cuando con el paso de los años, nos tratamos de aferrar al mundo existen mensajes portados por jóvenes eternos que nos hablan de la plenitud de la entrega que nos aleja de esos regalos cotidianos para hablarnos de la lucha por la injusticia, instalada, siempre, no muy lejos. Rachel, hoy escuchaba a Cristina Branco, o tu corazón latía, en el sonido de mi ser emocionado.
Aparecen agradecimientos a músicos, a escritores, a cineastas por sus obras, ya que nos hacen la vida más bella, cuando con el paso de los años, nos tratamos de aferrar al mundo existen mensajes portados por jóvenes eternos que nos hablan de la plenitud de la entrega que nos aleja de esos regalos cotidianos para hablarnos de la lucha por la injusticia, instalada, siempre, no muy lejos. Rachel, hoy escuchaba a Cristina Branco, o tu corazón latía, en el sonido de mi ser emocionado.
Por: Jose Antonio del Olmo
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