Esta mañana me he acercado a la Fuente de la Niña, para recuperarme un poco del masaje "profundo" que me infringió el gran (en todos los sentidos) Alberto. Y me he llevado dos grandes alegrías.
La primera ver el césped fuera de la jaula futbolera, Hemos podido correr por él y hasta hacer algunas diagonales, sin temor a quedar enganchados como los atunes.
La segunda ha sido poder saludar a Ernesto, un buen amigo y toda una institución entre los que frecuentamos las pistas. Llevaba una temporada sin charlar con él, lo que siempre es un placer, pues es una persona tranquila y serena, que con su amplio bagaje cultural hace ameno cualquier tema objeto de conversación.
Lo he dejado medio convencido de que vuelva a correr. Sólo tiene un pequeño problema numismático: le gustan mucho los Ducados. Déjalos ya, hombre, y podrás disfrutar de estupendas contracturas y, con suerte, hasta de alguna tendinitis.
Ernesto, un abrazo muy fuerte y esperamos poder disfrutar de tu compañía durante muchos más años, a no ser que tus nuevas responsabilidades políticas en tu pueblo, Sayatón, te lo impida. Aunque no creo. Vas a poder con todo.
Hasta la próxima, y muchas gracias por ser así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario